Ruta desde el Monasterio de La Aldehuela y los "cortados" de Rivas Vaciamadrid (río Manzanares) - 15-05-2016
Después de más de 7 años sin publicar en este blog, vuelvo a crear una entrada para el mismo. No diré lo de "decíamos ayer" de Fray Luis de León, pero sí procuraré que no se note todo este largo intervalo y para ello haré fichas más breves, para poder mantener más vivo este blog, en las que pondré un vídeo de imágenes de las rutas que vaya realizando.
Hoy nos acercamos a la parte final del valle del río Manzanares, aquél que nace en la Sierra de Guadarrama -pues hay algún hidrónimo más con este nombre- y viene a unirse con el río Jarama, allá en el Soto de las Juntas de Rivas Vaciamadrid. La ruta que hice el pasado día de San Isidro, es decir, hace dos días, es de más o menos 7 kilómetros, entre las ruinas del Monasterio trapense de La Aldehuela y los cortados de Rivas, justo donde doblan hacía el mencionado Soto de las Juntas, donde el Manzanares vierte sus aguas -nunca mejor dicho lo de vertir- en el Jarama.
Pese a la degradación del valle en esta zona, por antiguas explotaciones de graveras y alguna que otra escombrera descontrolada, la primavera y las abundantes lluvias de los dos últimos meses han traído una cierta exuberancia a una zona que se puede calificar de semidesértica en algunos de sus parajes.
No nos enrollamos más y dejamos que hablen las imágenes.
Hoy nos acercamos a la parte final del valle del río Manzanares, aquél que nace en la Sierra de Guadarrama -pues hay algún hidrónimo más con este nombre- y viene a unirse con el río Jarama, allá en el Soto de las Juntas de Rivas Vaciamadrid. La ruta que hice el pasado día de San Isidro, es decir, hace dos días, es de más o menos 7 kilómetros, entre las ruinas del Monasterio trapense de La Aldehuela y los cortados de Rivas, justo donde doblan hacía el mencionado Soto de las Juntas, donde el Manzanares vierte sus aguas -nunca mejor dicho lo de vertir- en el Jarama.
Pese a la degradación del valle en esta zona, por antiguas explotaciones de graveras y alguna que otra escombrera descontrolada, la primavera y las abundantes lluvias de los dos últimos meses han traído una cierta exuberancia a una zona que se puede calificar de semidesértica en algunos de sus parajes.
No nos enrollamos más y dejamos que hablen las imágenes.
<< Home