sábado, octubre 06, 2007

Ruta quijotesca camino de Ruidera

"Después de las veinte horas de carro que la ida y vuelta a Puerto Lápice supone, hétenos aquí ya en la aldea de Ruidera -célebre por las lagunas próximas-, aposentados en el mesón de Juan, escribiendo estas cuartillas".

Nosotros, como Azorín, aunque ciento dos años después, también reposamos un rato en este mesón y con cerveza en mano pudimos leer este ilustre texto en la pared inmortal ya por la gracia de la literatura universal. Afortunadamente (o no, según se mire, porque las prisas en los tiempos que corren no le dejan a uno llegar a la quietud precisa para sumergirse en la esencia de las cosas) nuestro 'carro' era algo más veloz y pudimos contemplar en una mañana una de las rutas más emblemáticas de todo el universo quijotesco, empezando por la que hasta este cuarto centenario era considerada patria chica del hidalgo literario más famoso de todos los tiempos, el lugar era Argamasilla de Alba. Ahora, tras cuatro siglos de reinado le toca el turno a Villanueva de los Infantes, así lo dictaminó un jurado de expertos hace dos años, aunque por mucho jurado y por mucho experto que se reúna, que cada manchego otorgue este honor a su propia villa lícito es. Así parece que fue querido por el mismo Miguel de Cervantes, olvidando voluntariamente su nombre como bien expresa, y si no que se lo pregunten a los de Álcazar de San Juan, donde además apareció una partida de nacimiento con el nombre de Miguel de Cervantes y Saavedra, así que, además de disputar con los complutenses la titularidad de la cuna del autor, también hacen lo propio con la del caballero, en lucha con el resto de argamasillas e infantes que se pongan por el camino. Ahí está el eterno y universal enigma cervantino. Al menos la intención del autor queda clara, no sólo en la primera línea, sino al final de la segunda parte del Quijote, en el capítulo 74 cuando dice: «cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí para ahijarle y tenerle por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero». Finalmente, prosiguiendo con el recorrido, continuamos por las Lagunas de Ruidera y por la mítica Cueva de Montesinos, donde Don Quijote vivió una de sus más famosas aventuras. Pero, antes de llegar a Argamasilla, pasamos por el no menos quijotesco municipio de Puerto Lápice, lugar de paso durante siglos, pues el camino que unía Castilla con Sevilla, la tan próspera ciudad tras el descubrimiento del nuevo mundo y lugar de embarque hacia el mismo, y con el resto de Andalucía tuvo a ese pueblo como lugar de tránsito y descanso de viajeros, caminantes, aventureros y gentes de todos los pelajes y condiciones, como bien dice nuestro guía en este artículo de hoy, el gran Azorín. Hoy en día toma el relevo del antiguo camino la Nacional IV o carretera de Andalucía, así que Puerto Lápice sigue observando impasible el transcurrir de las gentes, como lo hiciera en tiempos de nuestros dos héroes cervantinos, bueno más bien del propio manco de Lepanto, que fue quien los ideó. Ahí se puede decir que comienza nuestra auténtica ruta quijotesca de ese domingo de septiembre.















Plaza Mayor de Puerto Lápice

"La venta está situada a la salida del pueblo; casi las postreras casas tocan con ella. Mas yo estoy hablando como si realmente la tal venta existiese, y la tal venta, amigo lector, no existe. Hay, sí, un gran rellano en que crecen plantas silvestres. Cuando nosotros llegamos ya el sol llena con sus luces doradas la campiña. Yo examino el solar donde estaba la venta; todavía se conserva, a trechos, el menudo empedrado del patio; un hoyo angosto indica lo que perdura del pozo; otro hoyo más amplio marca la entrada de la cueva o bodega. Y permanecen en pie, en el fondo, agrietadas, cuarteadas, cuatro paredes rojizas, que forman un espacio cuadrilongo, sin techo, restos del antiguo pajar."

La tradición de los lugareños recogida por Azorín en su Ruta del Quijote, de donde todas estas citas, sitúan en Puerto Lápice la venta donde Don Alonso Quijano el Bueno fue nombrado caballero para pasar a ser Don Quijote de la Mancha, pues no hay caballero que se precie que no se agregue el nombre de su patria, como bien dijo el propio Don Alonso. El supuesto lugar de la metamorfosis de hidalgo a caballero no paramos a buscarlo, pero queda pendiente para otra ocasión, aunque sólo sea por seguir la huellas del propio Azorín y encontrar aquellas ruinas que el doctor don José Antonio, médico de la localidad por aquellos tiempos, mostró al fabuloso escritor levantino. Estos lugares merecen la reiteración de su visita en distintos momentos y en distintas circunstancias. La fugacidad, como se ha dicho, no es buena compañera de viaje y no son pocas las veces que uno, por ignorancia o por negación del hijo de Urano, se queda sin la correspondiente toma de contacto con lugares de muy digna condición. Puerto Lápice, como bien indica su nombre, es un suave paso por las últimas estribaciones de lo que serían los montes de Toledo que vienen a morir por el este en unos pequeños montes de piedra lapícea (o ‘según se mire’, dilema tan propio de estas descripciones orográficas, a nacer, siempre atendiendo al despertar del astro rey cada mañana). Hasta el siglo XVIII, en tiempos de Carlos III, que pasó a ser municipio, eran unas cuantas ventas las que formaban el poblamiento, sin naturaleza municipal por tanto. El antiguo camino para ir a Ruidera salía directo de Puerto Lápice a Argamasilla, éste es (atendiendo a la anterior creencia más extendida) el que tomó Don Quijote a la inversa, de Argamasilla a Puerto Lápice, en su primera salida y más tarde, siglos después el propio Azorín tras las huellas del hidalgo, pero nosotros continuamos hasta Villarta de San Juan donde tras cruzar erróneamente el pueblo -no hubiera hecho falta, aunque siempre son de agradecer estos errores, pues no se pierde la buena y vieja costumbre de adentrarse en los pueblos - tomamos rumbo a Argamasilla. En los treinta kilómetros entre uno y otro pueblo, la llanura divisable adquiere tintes épicos, la cupúla celeste lo rodea todo, nada interrumpe la línea de visión salvo lejanos montes azulados, estamos ante el más auténtico paisaje manchego, sin que se me enfanden otras comarcas de La Mancha, mis disculpas para ellas. Tras dejar a la izquierda Cinco Casas llegamos a este gran poblachón manchego cuyos oriundos no creen otra cosa que no sea el decir que El Caballero de la Triste Figura fue paisano de ellos. En Argamasilla están convencidos de que en un tal Rodrigo de Pacheco, hidalgo de la localidad allá por el siglo XVI, se inspiró Cervantes para recrear su personaje universal. En la iglesia de la localidad se encuentra una de las pruebas de la existencia de este hidalgo, que por lo visto no andaba muy bien de la mollera, aunque ya sabemos, y como se suele decir, eso es muy subjetivo. Esta prueba es un cuadro-exvoto, de la escuela de El Greco, en agradecimiento a la Virgen por haber recuperado el juicio, o un problema de cabeza -en palabras usadas para el caso- a través de su invocación, por lo visto. Además no sólo están convencidos de esto, sino que cuentan que en una casa, la casa de los Medrano, en concreto en una cueva o especie de bodega que hay en la misma, conocida como la Cueva de Medrano, estuvo preso Cervantes, dudoso honor que se atribuyen otros muchos lugares sí documentados como Castro de Río (Córdoba), donde se dio su primer encarcelamiento, o la propia Sevilla. No fue muy apreciado Cervantes en su tiempo, pero la fama que internacionalmente tomó bastante después a su existencia ha hecho que sus propios compatriotas siglos después hagan un uso más bien en beneficio propio que de la propia figura. Abajo os ponemos un enlace a un interesantísimo artículo que habla sobre todo esto y que alumbra muchas cuestiones malintencionadamente oscurecidas. Ahí (en la Cueva de Medrano) fue donde, Cervantes, inspirándose en el susodicho Rodrigo de Pacheco, comenzó a escribir El Quijote. Es una de las hipótesis que ya forman parte de la propia mitología de Argamasilla de Alba, pues al igual que ocurre con la filiación del caballero al municipio, la privación de libertad del autor en este lugar está aún por demostrar. En dicha casa en la actualidad se encuentra la oficina de turismo de la localidad y es centro cultural además. El pueblo me pareció bastante grande, de ahí mi anterior y cariñoso apelativo de poblachón, una calle principal y ancha lo cruza por completo y a su derecha y a su izquierda va dejando calles muy simétricas y bastante anchas también de orientación a la romana, norte-sur y este-oeste. Los cultivos de los campos de alrededor de Argamasilla son de regadío gracias a los canales construidos. El canal del Gran Prior destaca de los demás en importancia. Fue construido en el S. XVIII y comenzó a regular el cauce del alto Guadiana.

Argamasilla de Alba Argamasilla de Alba

Cueva de Medrano



Bajada a la Cueva de Medrano

Cueva de Medrano

"Ya hemos entrado en lo que los moradores de estos contornos llaman «la Vega»; esta vega es una angosta y honda cañada yerma, por cuyo centro corre encauzado el Guadiana. Son las diez y media; ante nosotros aparece, vetusto y formidable, el castillo de Peñarroya. Subimos hasta él. Se halla asentado en un eminente terraplén de la montaña; aún perduran de la fortaleza antigua un torreón cuadrado, sólido, fornido, indestructible, y las recias murallas -con sus barbacanas, con sus saeteras- que la cercaban. Y hay también un ancho salón, que ahora sirve de ermita."

Castillo de Peñarroya












Castillo de Peñarroya

Ante las palabras de nuestro guía, poco más se puede decir de este castillo, sólo que ya hemos entrado en lo que se conoce como Campo de Montiel y hemos dejado atrás el Campo de San Juan (aunque al castillo de Peñarroya se le atribuye origen sanjuanista, al menos está incluido en el término muncipal de la población fundada por los Alba, igual está mal el mapa que he consultado, habrá que seguir contrastando) al que aún pertenece Argamasilla y donde se encontraban las ruinas de la motilla de Santa María de Retamar justo a la salida. Éste es un poblamiento de la Edad del bronce donde se encontraron armas metálicas de bastante interés, pero poca más información tengo al respecto sobre el mismo, si alguien conociera más detalles de este yacimiento sería muy de agradecer que diera luz sobre el asunto, ya es sabido por algunos de la predilección que tenemos por aquí sobre estos asuntos de arqueología. Según he consultado, algunos objetos de este poblamiento de adquisición furtiva se exiben en un bar de Ruidera llamado El Paleolítico, gran lástima el haber tenido conocimiento de ello con posterioridad a la visita, más materia pendiente para una próxima.

Motilla de Retamar

Comentar que nos llamó la atención la gran cantidad de gente que había en los alrededores de este castillo de Peñarroya, de origen árabe, que queda a la derecha de la carretera camino de Ruidera y en el bosquecillo que había a la izquierda, donde había gente acampada, más bien levantando el campamento y mucha basura acumulada. Naturalmente nos dimos cuenta de inmediato de que alguna celebración se había llevado a cabo, luego ya investigando un poquito he visto que se acababa de celebrar la romería de la Virgen de Peñarroya, patrona de Argamasilla. Por lo visto, el último domingo de abril es llevada a hombros desde el castillo hasta Argamasilla y el segundo sábado de septiembre, día anterior a nuestro paso, es devuelta al castillo, seguramente a la ermita del mismo a la que Azorín hace referencia en su estupendo ensayo. Aprovechando la celebración religiosa el jolgorio debe ser considerable, porque la festividad visto lo visto duró hasta bien entrada la mañana del domingo y la acumulación de botellas y bolsas de basura era muy abundante. Como no sabíamos de que iba la historia nos dijimos a nosotros mismos "¡joder!, ¡mira que somos la gente macho!, ¡cómo lo dejamos todo!", ante tal acumulación de basura, seguramente como pataleta por haber llegado tarde a la juerga. Junto al castillo se encuentra la presa del embalse que toma el mismo nombre del castillo, el primer almacenamiento de aguas al que es sometido el Guadiana, sino contamos las Lagunas de Ruidera, que por supuesto, son naturales y brotan de manantiales subterráneos.
Un poco antes de este lugar, un cruce a la izquierda conduce al populoso municipio de Tomelloso, muy cerca de Argamasilla, esta mención es obligada para todo rock'n'rollero que se precie. Por allí tienen una sala metida de lleno en el circuito rock'n'rollero con bandas internacionales míticas sobre todo de garage rock que han pasado por ella y sonidos de los años 50's y 60's, la Tomelloso Beat Club, una referencia en el underground ibérico, aparte que son unos auténticos héroes, ahí han ganado un gran batalla a los chacales de la S.G.A.E, en este enlace teneis la noticia, ¡ole por ellos!:



http://www.requesound.com/noticia.asp?param=430

Y ya, finalmente, llegamos al inicio de esta historia, al lugar donde cerveza en mano supimos del viaje del señor Azorín, al mesón de Juan, a la que antes era aldea y ahora pueblo turístico de Ruidera, y nos dispusimos a disfrutar de la contemplación del gran oasis de la Mancha, las sobrinas de Ruidera y ella misma convertidas en lagunas por el encantamiento del más famoso de los magos de nombre Merlín y de lo que supo el más valioso caballero de boca del mismísimo Montesinos, en las profundidades de la misma tierra, allá en la Cueva de la que éste es su patrón. De vuelta un poco de las ensoñaciones, esas mismas que tuvo Don Alonso Quijano el Bueno en la propia cueva, hay que decir que el nombre que toman las lagunas, aparte de provenir en la otra realidad, en la del mito cervantino, de la tal buena señora liberada por el mago de la cueva, realmente proviene del propio ruido producido por las aguas en sus saltos de unas lagunas a otras, ¡vamos! lo que se dice ¡una auténtica ruidera!. En realidad son quince las lagunas que componen los acuíferos en este Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, de todas ellas la laguna del rey es la más próxima a la propia población de Ruidera, donde hay una especie de modesto paseo muy apetecible al estilo de los paseos marítimos de las localidades costeras, luego le sigue en dirección ascendente la Colgada (la laguna mas extensa de todas ellas), La Batana (¿en ella se inspiraría Cervantes para la aventura de los batanes?) la Santo Morcillo, la Salvadora y la Laguna Lengua, donde un servidor se dio un chapuzón tan agradable como el ya mencionado en la anterior entrada. Después ya viene una, seguramente la más pequeña, la Redondilla que estaba seca, pero es hasta la que hay que llegar para tomar la desviación a Ossa de Montiel y poco después de tomar esta carretera, a unos cuatro kilómetros se desvía una a la derecha y ahí sí que no se recorren ni doscientos metros y ya nos topamos a la derecha con el camino que te lleva a la universalmente conocida Cueva de Montesinos, ya en el término municipal de Ossa de Montiel y por tanto en la provincia de Albacete.


"Don Alonso Quijano el Bueno va a deslizarse por la honda sima. ¿Por qué no entrar donde él entrara? ¿Por qué no poner en estos tiempos, después que pasaron tres siglos, nuestros pies donde sus plantas firmes, audaces, se asentaron? Reparad en que ya el acceso a la cueva ha cambiado; antaño -cuando hablaba Cervantes-, crecían en la ancha entrada tupidas zarzas, cambroneras y cabrahígos; ahora, en la peña lisa, se enrosca una parra desnuda. Las paredes recias, altas, de la espaciosa bóveda son grises, bermejas, con manchones, con chorreaduras de líquenes verdes y de líquenes gualdos. Y a punta de navaja y en trazos desiguales, inciertos, los visitantes de la cueva, en diversos tiempos, han dejado esculpidos sus nombres para recuerdo eterno. «Miguel Yáñez, 1854», «Enrique Alcázar, 1861», podemos leer en una parte. «Domingo Carranza, 1870», «Mariano Merlo, 1883», vemos más lejos. Unos peñascales caídos del techo cierran el fondo; es preciso sortear por entre ellos para bajar a lo profundo."


Cueva de Montesinos

Cueva de Montesinos
Cueva de Montesinos


Había oído que era una simple y pequeña grieta en el suelo en mitad del campo, me hubiera dado igual, mi mente me hubiera llevado de igual forma a esa fantástica aventura vivida, mucho antes que en lectura de adulto, en los magníficos dibujos de Cruz Delgado que tanto cautivaron a muchos de los que nacimos en la primera mitad de los años setenta, pero la cueva estando seguramente muy lejos de las siete maravillas del mundo de los espeólogos, para un profano como yo fue toda una experiencia. El lugar ya de por sí sobrecoge, una especie de bosque de encinas con suaves desniveles configurando pequeños cerretes, un lugar muy solitario (aunque la cueva tiene un continuo trasiego de visitantes) y un suelo muy rojizo, muy arcilloso, después en una pequeña calvera por donde cruza el camino aparece esta boca de entrada a las entrañas de la madre tierra. La Cueva de Montesinos para alguien no acostrumbrado a la exploración de cuevas, y no por falta de atracción sobre el asunto, sino quizás por falta de oportunidad o dedicación a otros menesteres de recreo, no le puede resultar indiferente, no es sólo lo literario, sino lo peculiar de su aparición en una zona no eminentemente rocosa en las inmediaciones de la misma, además de no ser de "pared", en denominación vulgar de uno mismo, que es a lo que uno está acostumbrado de las no muchas que ha visto, es decir, a cuevas que se adentran en las laderas de los montes o grandes roquedales y se entra como quien entra por la puerta de una casa, con piso firme, aunque tenga bajadas y subidas. Ésta no. Ésta es como la entrada por la boca de un ancho pozo que parece conducirte al mismísimo averno, aunque realmente no es mucha su profundidad. Nosotros fuimos siguiendo a un guía que acompañaba con sus explicaciones a una pareja, los tres con linterna propia, guardando la distancia, pues ya se sabe que hay guías muy celosos de que gente ajena a un previo pago se unan a estos grupos, que no quiero decir que fuera el caso, pero por precaución prefirimos seguir su recorrido a la distancia, hasta que finalmente, aunque les veíamos por las linternas más abajo, la oscuridad se hizo total y era complicado por seguridad seguir bajando. Yo opté por sentarme un rato y oir al guía a la distancia cómo explicaba distintas figuras imaginadas de estas que a veces parecen verse en las rugosidades de las rocas, habló de una tal figura llamada Dulcinea, y rapidamente tranquilizó a la chica a una exclamación de ésta ante la contemplación de un grupo de murciélagos agrupados en el techo. El tema de los murciélagos en esta cueva es algo espectacular por lo visto, yo oí según bajaba algún chillido sobre mi cabeza, dicen que son centenares los que reposan en esta cueva, además de gran tamaño. Estuvimos leyendo un cartel explicativo justo donde se dejan los coches, y hablaban de un tal murciélago ratonero entre otras especies, lo cual indica, entre ese detalle y los dibujos representados, que son de considerable tamaño y no como los que se pueden contemplar por la ciudad. Así que grajos y cuervos, como los que provocaron que Don Quijote acabara por los suelos, no vimos, pero murciélagos, por lo menos por sus chillidos, sí que intuimos. Tanto fue lo que nos atrajo el asunto que nos gustaría grabarlos en video en algunas de sus salidas durante el crepúsculo vespertino, y también durante su recogida en la cueva, pues se cuenta que estos animales son apenas dos o tres horas las que se encuentran en plena actividad cazadora para rápidamente recogerse y reposar en cuevas y grietas, y eso cuando no están invernando por lo visto en el cartel ya mencionado. Cuando uno se encuentra en la oscuridad de una cueva parece como que el tiempo pasara más despacio o más deprisa, es complicado de explicar, crees haber estado mucho tiempo y luego igual has estado muy poco, o todo lo contrario. Don Quijote creyó haber estado "tres días con sus noches" cuando apenas fue una hora la que estuvo; la verdad, que sin llegar a ese grado de exageración, pues sólo a alguien tan especial como a Don Quijote y por ende a su creador le puede ser tan productiva una hora dentro de una cueva como ésta, sí que es una sensación muy atrayente la que se experimenta internándote en una cueva natural como la propia Montesinos, el homo cavernario que llevamos dentro se regocija con estas cosas.

De vuelta por otro camino hacia las lagunas, muy cerca de la cueva de Montesinos, nos topamos con un hermoso paraje en el que un castillo ruinoso en lo alto de un crespón constituía una auténtica reliquia. Tanto el 'decorado' a su alrededor, como el mismo castillo harían la delicias (o hicieron, muy probablemente) de todo romántico decimonónico que se preciara. Son las agradables sorpresas que un viaje de este tipo siempre te va deparando. Este es el castillo de Rochafrida, solitario y jovial pese a su estado ruinoso, en un paisaje propio, individualizado para él. Dicen que fue construido en el siglo XII por la tribu bereber de los Masmuda. Luego ya pasó a manos de los caballeros de la orden de Santiago, los amos de antaño por Campo de Montiel, para quedar abandonado durante el siglo XV. En su subsuelo se han encontrado restos de construcciones de la Edad del Bronce, que en esta zona del alto Guadiana se conocen con el nombre, como hemos visto, de motilla.


Castillo de Rochafrida












Castillo de Rochafrida


Llama la atención la diferencia entre estas tierras arcillosas, tan rojas como hemos dicho (uno de los carteles de la Cueva de Montesinos dice que en tiempo de romanos se extraía gran cantidad de arcilla de las profundidades de la misma y que en la misma boca de entrada a la cueva había un horno para cocer los objetos hechos de barro) y las formaciones calizas y areniscas que el agua de las lagunas ha ido modelando. Se dan, por tanto, en estos parajes dos de los tres tipos tan característicos de la geología ibérica en un mismo lugar, la España arcillosa y la caliza, nos faltaría únicamente la silícea tan típica del occidente peninsular en regiones como Galicia y gran parte de la meseta occidental.

Tierras arcillosas en los alrededores de la Cueva de Montesinos













Tierras arcillosas en los alrededores de la Cueva de Montesinos

En honor a todas las Lagunas de Ruidera, donde se situaba en todos los manuales de geografía el nacimiento del río Guadiana - ahora se dice que nace algo más arriba de las mismas - vamos a nombrar a cada una de las quince, pues antes sólo citamos las que nosotros visitamos, desde la más alta en el curso, a la más baja son las siguientes: Blanca, Conceja, Tomilla, Tinaja, San Pedro, Redondilla, Lengua, Santos Morcillo, Salvadora, Batana, Colgada, del Rey, Cueva Morenilla, Coladilla, y Cenagosa.

Destacar las riqueza de tonalidades que toman las aguas de estas lagunas según el distinto momento del día. Distintos colores son los que pude contemplar en esas aguas tan mágicas en relación a otras lagunas que he podido observar en otros lugares. Aunque recuerdo que comentamos que nos recordaban al color de las aguas de un lago de cerca de Hamburgo, al que fuimos unos cuantos amigos en una visita que hicimos a un amigo y su novia que vivían en la ciudad hanseática del norte europeo hace unos años. Estas distintas tonalidades a las que hemos hecho referencia son calificadas como cromatismo variable que iban desde colores esmeraldas, zafiros y a un azul bastante oscuro. Algo que no pudimos disfrutar por la época del año de nuestra visita son los saltos de agua entre las distintas lagunas, donde se pueden observar cascadas cuando el nivel de las aguas está bastante más alto. Éstas traspasan los distintos espolones naturales que separan unas de otras, de esta forma podemos decir que se alimentan unas de otras a través de distintas filtraciones y a su vez de manantiales subterráneos, pues de acuíferos subterráneos nacieron las míticas Lagunas de Ruidera y de ellos se siguen nutriendo.

Y hasta aquí esta nueva entrada para Argantonios, ya era hora.



















P.D. Ahí os pongo el enlace del que os hablé. En él se recoge una visión bastante crítica sobre la utilización de la figura de Cervantes, me parece muy acertado e interesante lo que dice este señor:

http://users.ipfw.edu/jehle/deisenbe/cervantes/INVENCIO.htm

Dos páginas sobre Las Lagunas de Ruidera:

http://www.lagunasruidera.com/

http://www.lagunasderuidera.net/

En la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes podeis encontrar este famoso ensayo de viaje de Azorín, La Ruta de Don Quijote:

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01604296092364979660035/index.htm

Un saludo

9 Comments:

Blogger Ermengardo II said...

Joder, la salida del agua ha sido espectácular. Esto ha sido un verddadero artículo-rio que habla de una tierra poco conocida por mi, pero que después de esto tengo que conocer sin falta. Gracias amigos.

9:57 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hace varios años, tras un invierno muy lluvioso, entre la Laguna del Rey (a un lado de la carretera) y la Cueva Morenilla (al otro lado de la carretera), surgió una cascada (o más bien un chorro de agua) que hacía años que no se veía.

Este año han estado bajas, pero aún así, siguen siendo un extraño oasis en La Mancha. Hay que tener cuidado al bañarse, porque puede arrastrarte una corriente subterránea. No es habitual, pero se han dado casos.

Estupendo artículo, Argantonios.

1:20 a. m.  
Blogger Argantonios said...

Hola bloggesa, gracias por tu comentario, no nos dimos cuenta de la cueva esa que mencionas, a ver si se puede repetir visita en invierno y poder ver esos saltos de agua, tienen que ser espectaculares. Me quedan muchas cosas de tu provincia que conocer, vamos casi todo, sobre todo sus dos parques nacionales, que putada no tener carnet de conducir, ni coche claro, dependo de que pueda ir con otros argantonios de la pandilla jaja, a ver si me saco el carnet que ya va siendo hora. Un saludo bloggesa de un lector de bloggesa.blogspot.com y otro para ti koborron, un plácer aprender de aquellas tierras sorianas con tu blog.

3:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Buen Blog.
Añadiré si se puede para que lo investigues, de árboles emblemáticos uno que en México le dió nombre a una población de unos 15000 habitantes actualmente.

El árbol:
Un árbol de ceiba

la población:
Villa Ávila Camacho, Puebla, México.

el arbol llegó a medir unos 40 metros de altura y los habitantes lo tiraron.

la direccion para que veas esta historia es la siguiente:
http://www.laceiba.gob.mx

Suerte con el blog.

9:07 p. m.  
Blogger Argantonios said...

Gracias por tu aportación amigo, un saludo

8:33 p. m.  
Blogger pichuneke said...

Buscar una foto de la plaza de Puerto Lápice con el buscador de imágenes de Google, pasarla por el chat a un amigo, y darme cuenta después de que la foto enlazaba a tu blog.

Pues eso :D :P

10:11 p. m.  
Blogger Argantonios said...

El ciberespacio es un pañuelo, Pichuneke jaja, lo más gracioso es que no es mía, está tomada de la red, ahora trato de poner el origen cuando no es mía.
Qué penita me da ver este blog tan abandonado, la verdad que me entretenía y aprendía bastante haciéndolo.

Un saludo

8:59 a. m.  
Blogger pichuneke said...

Básicamente estaba tratando de demostrar la absurda teoría de que una barandilla de madera pintada de rojo = estilo manchego, jojojo.

Nos seguimos viendo "en el otro" lado ;)

10:22 a. m.  
Blogger Unknown said...



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