domingo, octubre 22, 2006

Terra Chá, aguas y mitos gallegos

Siguiendo con la práctica de la semana pasada, todos los fines de semana iremos recogiendo en este blog artículos interesantes de la sección "El Viajero" del País Digital en los que se hable de cualquier rincón especial de la Península Ibérica; hoy toca un espacio natural con importantes acuíferos. Hoy recogemos el artículo de Noelia Román sobre las lagunas de la comarca de Terra Chá en Lugo.
Aprovechando nuestra visita a Galicia, queremos mostraros un buen video de 10 minutos en el que se habla del maravilloso monte gallego y donde se critica con bastante criterio a nuestro juicio, la política forestal gallega:

http://www.naturezadixital.com/media/bosque.html

Terra Chá, aguas y mitos gallegos
Hipnóticos paisajes en una llanura bañada por lagunas y ríos

Una leyenda que habla de un pueblo sumergido, pequeñas islas verdes o paseos en 'batuxo' por el río Miño. Un itinerario que descubre al viajero los humedales de esta llanura en el norte de Lugo.



NOELIA ROMÁN
EL VIAJERO - 21-10-2006



GUÍA PRÁCTICA
Cuenta la leyenda que la laguna de Cospeito, uno de los humedales más singulares de la Terra Chá (Tierra Llana), en Lugo, no fue obra de la naturaleza, ni de la lluvia, ni siquiera de las meigas que habitan en su entorno, sino de la propia Virgen, que, llegada a la aldea de Valverde en busca de refugio y alimento, y rechazada por todos los lugareños excepto por uno, decidió, como castigo, enterrar el pueblo bajo las aguas que hoy son refugio para multitud de aves. Una pequeña iglesia erigida en su honor destaca sobre un promontorio a cuyos pies se extiende Feira do Monte, la capital administrativa del municipio de Cospeito. La iglesia y la laguna están hoy separadas por unos tres kilómetros y una panorámica deliciosa, que abarca desde la laguna hasta las lejanas montañas de sierra de Meira y el macizo de Monseibán, en invierno cubiertos por la nieve.

Recuperación de los humedales

Fuente de vida y de historias de tradición oral, el agua, los humedales, los ríos apenas encajados horadan la geografía de la Terra Chá, una vasta llanura -es la comarca más extensa de Galicia- delimitada por montañas. El Miño y sus afluentes recorren esta zona de impresionante planitud situada al norte de la ciudad de Lugo, y las autoridades miran hoy hacia las lagunas naturales, despreciadas en los años sesenta -muchas, entre ellas la de Cospeito, fueron desecadas con fines agrícolas- y ahora en fase de recuperación como parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño y como gancho para un incipiente mercado turístico.



La Terra Chá esconde hipnóticos paisajes para los amantes de la naturaleza -existen dos Lugares de Interés Comunitario (LIC), Parga-Ladra-Támoga y Serra do Xistral- e interesantes propuestas para los que buscan, además, practicar algo de deporte lejos del turismo de masas.



La ruta que proponemos a continuación parte de Lugo -con sus murallas romanas del siglo III, su casco antiguo y sus poco conocidas termas-, y, en coche o en bicicleta, permite recorrer buena parte de la comarca teniendo como escala tres de sus humedales más ricos y fascinantes.


A unos 15 kilómetros de Lugo, entre Outeiro de Rey y Rábade, el viajero puede realizar su primera parada en las Insúas do Miño, esas pequeñas islas de frondosa vegetación que se forman en el curso del río más importante de Galicia. Sauces, alisos, abedules, robles y avellanos pueblan estos oasis vegetales, bautizados a menudo con nombres de santos: Santa Mariña, San Silvestre, San Roque, Do Curro, Trabanca... A la de San Roque se puede llegar a través de una antigua senda delimitada por chantos, ahora recuperada. No muy lejos de allí, en la confluencia de los ríos Parga y Ladra, surge el pozo do ollo, un lago de exuberante vegetación y elevados árboles, con espadañales y carrizales. El centro de interpretación de este LIC propone interesantes rutas, como las que recorren los viejos molinos de piedra o las que surcan, en batuxo -pequeña embarcación típica-, tramos del río.

Siguiendo el recorrido, a unos 30 kilómetros de la capital, se halla la laguna de Cospeito, probablemente el humedal mejor recuperado y mejor adaptado para los visitantes. Mitificada en sus orígenes, fuente de leyendas sobre pueblos anegados y espíritus que deambulan, despreciada y desecada después, la laguna de Cospeito se presenta hoy como el refugio ideal para un gran número de aves que llegan desde el norte de Europa y para aquellas que habitan durante todo el año y comparten armónicamente su espacio con los habitantes de la zona.

En los últimos años, esta área ha recuperado una parte de su morfología original y, además, se ha adaptado a los nuevos tiempos. Un sendero de unos cuatro kilómetros circunda la laguna y permite a paseantes y ciclistas -el acceso en coche está prohibido- contemplar desde muy cerca un espectáculo de flora y fauna. A lo largo del sendero existen cinco miradores que, construidos en madera y piedra, permiten hacer un alto en el camino y observar -se recomienda llevar prismáticos- especies limícolas como las avefrías, apenas presentes en el resto de Galicia pero habituales en las praderas colindantes, o el amenazado sisón. En invierno, hasta 1.500 aves acuáticas (patos azulones y culleretes, garzas y gallinas de río) se concentran aquí, lugar de paso de las migraciones en primavera y otoño.

Culebras y nutrias

En el acceso sur de la laguna existe también un centro de interpretación en el que Gustavo, su responsable, ofrece detalles sobre las aves, así como sobre los numerosos anfibios que habitan en los prados húmedos que la rodean, los reptiles (culebras de agua) y mamíferos (nutrias, erizos, corzos) que completan la fauna del lugar.



A través de los caminos, asfaltados o no, que rodean la laguna, el visitante puede llegar (a pie, en bici o en coche) a Feira do Monte, desde cuyo mirador -situado en lo alto del monte, al lado de la iglesia- contemplará una panorámica espectacular de la laguna y sus alrededores. Por la zona oeste del lago, un paseo bonito lleva hasta el caudaloso río Támoga, hace años zona de baño veraniego para los jóvenes del lugar. En sus inmediaciones, el Pazo de Sistallo, un antiguo molino de agua, y el robledal de San Paio -el segundo sábado de julio se celebra allí una popular romería- merecen una visita.

El último alto en el camino conduce hasta la Lagoa de Caque o de los Baluros (brujos), en el municipio de Castro de Rei. Pese a que es una de las lagunas mejor conservadas de la comarca y con una gran variedad de especies a lo largo de todo el año, el acceso es restringido. No existe ningún camino ni ruta que permita bordearla, pues se intenta preservarla de la acción del hombre.

Otras visitas

- Pazo de Caldaloba. Antigua fortaleza situada en la parroquia de Pino (Cospeito).

- Pedregal de Irimia (Meira). Nacimiento del Miño y antigua morrena glaciar.

- Turberas de Xistral. Entre las más grandes de la Europa continental.

- Castro de Viladonga. Yacimiento arqueológico de un castro característico de la Terra Chá, situado al noreste de la comarca, cercano a la sierra de Meira.

- Cualquier feria popular, como la que cada miércoles se celebra en Castro Ribeiras de Lea, son un excelente lugar para degustar el típico polbo à feira (pulpo).

Información

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http://www.turgalicia.es

- http://www.lugotur.com

- http://www.turismo-rural.com


viernes, octubre 20, 2006

Viriato, terror romanorum.

Ya que ayer mencionamos a este ilustre personaje de nuestra historia ibérica, y objeto de devoción tanto de portugueses como de españoles, ahí os ponemos la descripción de la vida y peripecias recogidas por José R. Pellón en su obra "Íberos, la vida en Iberia durante el primer milenio antes de Cristo" desarrollada en forma de diccionario por la editorial Espasa. Imprescindible conocer la vida de este gran personaje de nuestra historia, "Terror Romanorum" ("El terror de los romanos"), como bien indica la leyenda que se contempla en su busto de Zamora.




















Busto de Viriato en Zamora

Viriato. (?-139 a. C.). Caudillo de los lusitanos desde el 147 al 139 a. C. Su nombre derivaba, quizá, de virias, término céltico que significaba 'brazalete', en el sentido de jefatura; entre los grupos célticos, los que llevaban las virias eran los jefes. También se ha apuntado su posible relación con la palabra uiro, que aparece en escritos celtíberos y significaría 'hombre'. La manera de presentar a Viriato en las fuentes históricas romanas, como un pastor rústico y bandolero, bien pudo ser el tópico que Roma necesitaba para desacreditarle. Es posible que en vez de
haber nacido en la sierra de la Estrella, como contaban los historiadores romanos, lo hubiera hecho en la Beturia, en la baja Extremadura actual, lugar que contaba con amplias influencias del mundo civilizado mediterráneo desde tiempos tartesios y que también estaba muy influido por el mundo cartaginés, ya que, al aprecer, tras la Segunda Guerra Púnica muchos libiofenicios se
asentaron en esta región, y el gran número de soldados, provenientes de distintas ciudades lusitanas, que comandaba indicaba una elevada capacidad económica y nivel de organización, características propias de estructuras socioeconómicas evolucionadas; esto también se refleja en las riquezas que atesoraba su suegro Astolpas. A pesar de ser una persona de hábitos austeros, al igual que los caudillos cartagineses, su capacidad para enfrentarse a las legiones romanas de forma organizada refleja más a un aristócrata, príncipe o régulo lusitano, capaz de estructurar un amplio territorio. Las campañas de Viriato contra Roma a partir del 147 a. C., encabezada por las ciudades de fuerte influencia cartaginesa: Sexi (Almuñécar), Malaka y Carmo (Carmona). Viriato fue el único caudillo de toda Iberia que comprendió que a Roma solo se la podía derrotar con la unión de las etnias célticas y celtíberas bajo un mando unificado; a este objetivo dedicó una parte importante de sus esfuerzos, pero no lo llegó a conseguir, a pesar de lograr resultados parciales, como la sublevación de los numantinos del 143 a. C. Su gran fama y su puesto en la historia se deben a las repetidas veces que derrotó al ejército romano, la mayoría de ellas en inferioridad numérica. Una de sus tácticas favoritas era simular un ataque y batirse después en retirada, induciendo a los ejércitos romanos a que salieran en su persecución; ésta se producía de forma rápida y desordenada, lo que le permitía atraerles hacia un lugar propicio, como un valle cerrado o una zona desconocida, para tenderles una emboscada y causar miles de bajas en el ejército perseguidor. Viriato pudo haber desarrollado sus habilidades militares como cabecilla de las grandes bandas de lusitanos que realizaban sus incursiones
periódicas en el valle del Baitis (Guadalquivir). Los romanos decían de él que era muy superior a los demás lusitanos en fortaleza, rapidez, agilidad y destreza, que estaba acostumbrado a ingerir poco alimento y que su reputación no solo se debía a ser un excelente guerrero sino también un gran general, honesto en el reparto del botín, pues daba parte importante a los hombres que más se hubieran distinguido en la batalla y no guardaba para sí mismo nada que se obtuviera a través del esfuerzo común. De su vida personal solo sabemos quese casó con la hija del jefe lusitano Astipas, o Astolpas, y que en su propia boda dio una lección de humilidad y austeridad. Tras la gran matanza de lusitanos perpretada por Galba (151 a. C.), los supervivientes pasaron a atacar y saquear la Turdetania, donde fueron vencidos más tarde por el ejército del pretor Cayo Vetilio, momento en el que proclamaron caudillo a Viriato (147 a. C.). Mediante ataques y repliegues sucesivos, logró que el ejército de Vetilio le persiguiera por los desfiladeros del río Barbesula (Guadiaro); en Tríbola (Serranía de Ronda), la caballería lusitana cerró la salida y la infantería bajó rápidamente por las laderas sobre un estirado y no bien organizado ejército romano, causándole nada menos que 10.000 bajas, incluida la del propio pretor Vetilio. Esta importante victoria proporcionó a Viriato el control de prácticamente todo el valle del Baitis (Guadalquivir). Al año siguiente el cuestor C. Plantio solicitó ayuda a los titos y los belos, celtíberos aliados de los romanos, que le enviaron 5.000 guerreros, aunque estos nunca llegaron a contactar con Plantio ya que fueron sorprendidos en una emboscada por Viriato. Tras atacar la Carpetania para eliminar todas las guarniciones romanas, se retiró con un enorme botín al monte Venus, en la sierra de San Vicente, cerca de la sierra de Gredos, para posteriormente tomar por sorpresa Segóbriga (Saelices, Cuenca). A partir de entonces fue tomando conciencia de la importancia de una acción conjunta de todos los pueblos peninsulares para vencer a una gran potencia como Roma, por lo que comenzó a establecer contactos y a preparar, principalmente con los celtíberos, una sublevación contra los romanos, que no llegó a fraguar sino años más tarde, en el 144 a. C. Roma envió contra los lusitanos un ejército de 15.000 soldados, 2.000 jinetes y 10 elefantes, al mando del cónsul Fabio Máximo Emiliano, hermano de Escipión Emiliano. Sus enfrentamientos con Viriato se saldaron con un balance equilibrado, aunque al final logró vencer a los lusitanos en Baikor (Bailén), por lo que estos se tuvieron que retirar del valle del Baitis (Guadalquivir). Viriato pidió entonces ayuda a los celtíberos, y la recibió de los arévacos, al mando de Olónico. Tras un periodo de recuperación en Sierra Morena logró varios triunfos sobre cónsules y pretores romanos en los años 143 y 142 a. C. El Senado romano decidió entonces someter definitivamente a los lusitanos, para lo que envió en el 141 a. C. al procónsul Fabio Máximo Serviliano con 20.000 soldados, caballería númida (africana) y 10 elefantes. Los enfrentamientos entre ambos ejércitos hicieron replegarse a Viriato hacia la Lusitania, aunque a los romanos les costó la pérdida de más de 3.000 soldados. Serviliano entonces atacó las ciudades del valle del Guadalquivir que habían sido aliadas de los lusitanos, como Obulco (Porcuna), Tucci (Martos) y Astigi (Écija), y posteriormente asedió ciudades al sur de la Extremadura actual, donde Viriato le atacó por sorpresa, le derrotó y comenzó su persecución. Viendo Serviliano lo extremadamente delicado de su situación, ofreció a Viriato la paz, así como amistad permanente y el respeto de las fronteras tal como estaban en aquel momento. El acuerdo se firmó en el 140 a. C., pero solo un año después Roma lo rompió y el cónsul Servilio Cepión hubo de reemprender la lucha contra los lusitanos, por lo que Viriato volvió a retirarse al monte Venus. Cepión desembarcó tropas en los puertos lusitanos, y recibió además la ayuda del ejército de Popilio Lenas, que tras haber fracasado en sus intentos de rendir Numancia, pasó a atacar la Lusitania por el valle del Dourios (Duero). Después de ser derrotado en Azuaga (Badajoz), Viriato se vio obligado, a mediados del 139 a. C., a negociar la paz con Cepión, para lo que envió al campamento romano a tres jefes de su ejército (Audax, Ditalkón y Minura), que eran naturales de Urso (Osuna) y que hacía tiempo habían desertado de las filas romanas pasándose a las lusitanas. Cepión compró a estos embajadores de paz, que asesinaron a Viriato en su campamento mientras dormía, y huyeron posteriormente a territorio romano. Aunque otro caudillo, Tántalo, trató de continuar la guerra, fue pronto vencido y se rindió al cónsul Décimo Junio Bruto a finales de 139 a. C. o principios del 138 a. C., momento que marca el final de las Guerras Lusitanas. El funeral de Viriato fue una gran manifestación de reconocimiento: sacrificio de animales, desfiles y celebración de combates rituales sobre su tumba. La paz romana de la Lusitania al morir Viriato vino acompañada del reparto de tierras, con lo que Roma trataba de evitar el bandidaje lusitano. Sin embargo, los lusitanos continuaron realizando incursiones contra los romanos en diferentes ocasiones a lo largo de más de un siglo después de la muerte de Viriato.














"La muerte de Viriato" José de Madrazo y Agudo



jueves, octubre 19, 2006

Parque Natural Sierra de la Estrella

Hola un día más. Haciendo hincapié en nuestra vocación de iberistas, hoy vamos a adentrarnos en el país vecino, ya que nuestro blog no hace caso alguno a la frontera entre los dos estados oficiales que en la actualidad ocupan la totalidad del territorio de la "piel de toro". A continuación pongo un artículo que he encontrado en una web de viajes sobre el parque natural da Serra da Estrela, la que dicen fue patria de uno de los grandes héroes de la Iberia antigua, el valeroso Viriato, pues según parece el guerrero lusitano que, tan en jaque puso a las legiones romanas, fue oriundo de esta sierra, aunque otros autores también lo situan en la Beturia de la baja Extremadura. Lo que parece segura es su filiación, perteneciente al pueblo de los lusitanos. Esperamos en un futuro poder hacer una visita a este lugar y poder compartir con todos vosotros, en este blog o tomando una cerveza con tapa si puede ser, nuestras impresiones en una futura y propia narración. Un saludo amigos y deciros que en cuanto tenga un rato, espero narrar algo de Sigüenza y sus alrededores, en concreto el Parque Natural de los Barrancos del Río Dulce a la altura de la pedanía de Pelegrina, donde la semana pasada, los dos "argantonios" repetimos visita.

Cerca de la frontera española se extiende el Parque Natural da Serra da Estrela, una vasta extensión repleta de elevadas montañas, casi siempre cubiertas de nieve, donde se encuentra el “techo” de Portugal. Pueblos pequeños, calles empedradas y ese sabor de lo auténtico... Su famoso queso de la Sierra, con denominación de origen, y los perros autóctonos que todavía protegen los rebaños dan un encanto especial a esta ruta.



Cruzando la frontera por Vilar Formoso, llegamos a Guarda, desde donde giramos al sur, por la EN-18, para llegar a Covilha, la puerta de entrada a la Sierra de la Estrella. Enseguida comprendemos que el silencio se adueña de estos territorios de costumbres arraigadas. Las curvas nos avisan de la proximidad de Covilha, ciudad que aún conserva parte de sus murallas medievales.
La huella de los judíos se aprecia en el casco medieval de Covilha, así como la de los cristianos en las bellas iglesias de la Concepción y el Santo Cristo, donde el gótico y el románico adquieren singular protagonismo. Sin embargo, Covilha también pide la palabra por tener un importante complejo turístico de deportes de invierno y una riquísima industria lanar. Los almendros y los perales nos despiden de la ciudad.

















A través de una pequeña carretera, la E-339, con muchas revueltas a izquierda y derecha, empezamos a adentrarnos en el macizo de la Sierra de la Estrella. Muy pronto, a la derecha del asfalto se pueden apreciar las pistas de esquí de la cima de Curral do Vento y a través de una carretera por donde parece imposible conducir llegamos al desvío de Manteigas.
En la carretera hacia Manteigas encontramos las cascadas de Candieira, donde el agua cae salvajemente. Pero, en realidad, esta carretera sigue el curso del valle glaciar del río Zêzere, que todavía es un hilo de agua pero donde el hielo ha originado un bello paisaje poblado por retamas y piornos. Manteigas es el típico pueblo de montaña, por el que el río pasa rápido sobre un lecho de granito dibujando esbeltas curvas. Desde Manteigas podemos acercarnos, por la carretera que va a Vale da Amoreira, a las cascadas del Poço do Inferno, donde el agua cae por un valle muy estrecho que está rodeado de una subyugadora vegetación.
Las Caldas de Manteigas, con sus aguas medicinales, son perfectas para descansar después de todo un día conduciendo. Pero la ruta no termina aquí y por eso volvemos a atravesar, en sentido inverso al de la ida, el valle glaciar del Zêzere para ascender hasta la cima de Estrela. Con 1.993 metros de altitud, éste es el pico más elevado de Portugal y un destino perfecto para contemplar las nevadas cumbres que se dejan ver en el horizonte del Parque Natural.
Después, atravesamos verdes valles que encajonan una carretera que nos lleva hasta Sabugueiro, que es la aldea habitada de mayor altitud de Portugal. Aquí giramos para llegar a Seia, población que en su día fue refugio de Viriato y que se enorgullece de tener la bella capilla románica de San Pedro. Seia también nos sorprende por tener un entorno lleno de cuevas y miradores, además de ser perfecto para pescar truchas.


La parte final de nuestra ruta por la Sierra de la Estrella nos lleva hasta Gouveia, conduciendo siempre por una angosta carretera, la E-232, que está custodiada por altas cumbres que nunca bajan de los 1.000 metros. La velocidad aquí no es buena consejera. En Gouveia, los verdes prados que rodean a la población dan un esplendor especial a las casas señoriales manuelinas que pueblan el casco histórico. Ahora que ya ha terminado la ruta, damos buena cuenta de un sabroso cabrito asado. Para reponer fuerzas.



sábado, octubre 14, 2006

Recorrido por la provincia de Segovia

Aquí teneis un interesante artículo, de El País de hoy en su versión digital, sobre Turégano, Cantalejo, las Hoces del Duratón y algo más sobre la provincia de Segovia:

Destellos en un paisaje regular
Castillos, rapaces y humedales entre Turégano y Cantalejo
Historias de reyes y nobles acompañan el comienzo de esta ruta segoviana que termina en un cambiante mundo verde dibujado por 22 lagunas donde habitan grullas y cigüeñas.
MARTA SANZ
EL VIAJERO - 14-10-2006



El castillo de Turégano, de origen celtibérico, debe su aspecto actual a modificaciones del siglo XV.


Recorrer la provincia de Segovia deja en el viajero la sensación de pasar de largo por lugares en los que debería parar. Todo depende del tiempo del que se disponga, pero si el plazo es un fin de semana, la manera de evitar la frustración es fijarse un itinerario férreo. Así que atravesamos Segovia, dejamos atrás el acueducto, cogemos la carretera de Valladolid, no entramos en Zamarramala, aunque a nuestros oídos llegan los ecos zarzueleros de esa alcaldesa que se elige por un día. Pero no nos dejamos arrastrar por los cantos de sirena, porque nuestro destino es Turégano y, desde la ventanilla del coche, vemos campos de trigo, gavillas y aves rapaces a la caza de culebras y ratoncillos. Ésta es una tierra de rapaces y, a 24 kilómetros, en las hoces del río Duratón, un laberinto encajonado, habita una de las reservas de buitre negro que quedan en nuestro país. Se los oye, se los ve volar, y los lugareños llevan a la zona la carroña de sus corrales para alimentar a esas aves que son un tesoro.
Frente a esa inmersión en lo esencial, Turégano es un reducto de civilización e historia. Toroda tuvo su origen en un castro prerromano, fue ciudad de romanos y árabes, debió su repoblación a Fernán González, y en su castillo, en 1428, se reconciliaron don Álvaro de Luna y el rey don Juan; allí se hospedó tres veces Fernando el Católico y permaneció preso Antonio Pérez, por orden de Felipe II, en un calabozo del que trató de escapar. El castillo tiene el aspecto blando, curvilíneo, casi orgánico, de esas construcciones que los niños hacen en la playa, apretando puñaditos de arena mezclados con agua que dejan caer poco a poco: su espadaña barroca es, sin embargo, nítida y destaca entre la piedra rosada.
Pero Turégano no es sólo su castillo: la plaza de España, con casitas de dos plantas, algunas de cuyas fachadas exhiben el típico esgrafiado segoviano, con sus soportales, está cuajada de terrazas y tiendas de comestibles; en la calle Real aparece el palacio de Miñano, en el que nació Francisco de Contreras, presidente de Castilla y comendador mayor de León; y está, sobre todo, la iglesia de Santiago, con su ábside románico (siglo XII), su talla de la Virgen del Burgo y su pila bautismal. Sobre su torre vemos un nido en el que conviven seis cigüeñas: sus tableteos son la música de fondo de estos parajes. En la misma plaza hay un pilón musgoso de la época de Carlos III con formas barrocas, extemporáneas. Muy cerca, la antigua sinagoga es el recuerdo de la aljama de los judíos turegovenses que, a finales del siglo XV, tributaban, junto con los de Segovia, 11.000 maravedíes: tras la expulsión no quedó nada, y hoy la antigua sinagoga no es más que una insulsa casita parroquial. Nos vamos de Turégano y aún nos queda por ver el Museo de los Ángeles, el jardín del Obispo, la ermita...
Por la 222 llegamos a Aguilafuente: en la plaza del Sínodo, la iglesia de Santa María de la Asunción exhibe un impresionante ábside mudéjar del siglo XII; en su interior estuvieron una vez guardadas las actas sinodales de Aguilafuente, el primer libro impreso por Juan Parix, una joya bibliográfica que hoy se encuentra en la catedral de Segovia. Muy cerca, en un lateral del Ayuntamiento, hay una exposición permanente del escultor local Florentino Trapero, y a su lado, la Casa Residencia del Obispo (siglo XVIII).
Un espectáculo insólito
Si usted mira un mapa de carreteras para buscar una que conecte Aguilafuente con Cantalejo, no la va a encontrar; sin embargo, existe una pista asfaltada, en muy buen estado, que une las dos localidades y nos permite contemplar un espectáculo insólito en la aparente sequedad de las tierras castellanas: las lagunas de Cantalejo. En coche se puede acceder a una de las más grandes, la de Navalayegua, y desde allí, por un camino de tierra, a las demás: la Cespedosa, Navalagrulla, la Cerrada... Es un paseo que dura algo más de dos horas. Existen en total 22 lagunas, pero algunas se secan dependiendo de las épocas del año. Son temporales, son mágicas, aparecen y desaparecen, y resultan tan inverosímiles en las llanuras de la tierra de Pinares como las mismas hoces del Duratón, una iluminación en la regularidad del paisaje. La desaparición de las lagunas tiene que ver con el manto freático, pero yo me quedo con la versión mágica.
Los ornitólogos y los amantes de los pájaros se hallan en un paraíso de avifauna: grullas, abubillas, petirrojos, garzas, garcetas, milanos, azores, cigüeñas, abejarucos, ánades, avefrías... La transitoriedad de las grandes palabras de la historia, los pasos retumbantes sobre el pavimento del castillo de Turégano, se ha transformado en la permanencia de una naturaleza cambiante. Si la cuidamos.
Siguiendo esa misma pista alcanzamos Cantalejo, cabecera comarcal de esta tierra de Pinares. Su callejero exige una revisión, porque está habitado por fantasmas que espeluznan: José Antonio, Falange Española, Alcázar de Toledo, General Franco...; pese a ello, es un territorio nocturno y alevoso en el mejor sentido de la palabra: bares, restaurantes y pubs se apelotonan en sus calles, y el viajero tal vez no se sienta extrañado por encontrar los torreznos más maravillosos del mundo, pero sí por una animación que se prolonga hasta la madrugada en un entorno rural en el que no era previsible. Una curiosidad es que Cantalejo fue durante años centro de fabricación de trillos y de cribas, así como punto de comercialización de ganado mular: los tratantes desarrollaron un código lingüístico, la gacería, para llevar a cabo de tapadillo sus transacciones.
A cuatro kilómetros de Cantalejo, Fuenterrebollo es una magnífica entrada a pie, atravesando El Enebral, al parque de las hoces del Duratón; en dirección a Cerezo de Abajo tenemos la oportunidad de ver el castillo de Castilnovo... Pero ésas son otras historias y hoy tenemos que pasar de largo.
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GUÍA PRÁCTICA

Visitas
- Ermita de la Virgen del Pinar. De origen románico, se accede a ella por el camino de la ermita, en Cantalejo. Hablar con el párroco para visitarla.
- Iglesia de Santa María la Mayor. En Fuentepelayo, de estilo gótico, a 4,4 kilómetros de Aguilafuente.
Dormir y comer
- La Casa Vieja (921 50 08 31). Plaza de Santiago, 7. Turégano
. Habitación doble, de 75 a 85 euros más IVA. También tiene un restaurante recomendable (de 25 a 30 euros).
- Casa Holgueras (921 50 00 28). En la plaza de Turégano. Especialidad en cordero asado. Unos 25 euros.
- El Polvorín (921 52 01 17). Carretera de Segovia, 1.
Cantalejo. La habitación doble, 36 euros. Menú del día en su restaurante, 7 euros.
- Hostal Dora (921 52 23 96). Ramón
y Cajal, 15. Cantalejo. La habitación doble, 38 euros más IVA.
Información
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http://www.segoviaturismo.es.
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http://www.turismocastillayleon.com.
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http://www.segoviayprovincia.com.
- Ayuntamientos de Turégano (921 50 00 00) y Cantalejo (921 52 00 01).

martes, octubre 10, 2006

Poblamientos y necrópolis íberas

Hola de nuevo, nuestra aportación de hoy se trata de un listado de poblamientos y necrópolis íberas que encontré en un cuaderno de hace unos años, exactamente este listado es de 2001, pero no puedo aportar la fuente bibliográfica porque la desconozco. Si alguien puede añadir algún sitio más de raíz íbera para este catálago se lo agradeceríamos, ya dijimos que este blog está abierto a cualquier participación ajena a los dos gestores del mismo. Disponeis de la posibilidad de dejar vuestros comentarios y un email para aportar cualquier artículo, sugerencia, corrección, etc. A parte que nos gustaría hacernos con un buen listado de poblamientos también de las otras dos zonas de influencia prerromana de la Península Ibérica, la zona celta, y la celtíbera, y así completar este fabuloso puzzle prerromano, contemplando individualmente uno a uno, como haremos también con estos yacimientos íberos. No solo de la Roma y la Grecia antigua vive el hombre, aunque sería conveniente en los tiempos que corren, tomar mayor ejemplo sobre todo de esta última. Un saludo y nos vemos por aquí.








Falcata íbera








Ullastret (Gerona)










Alfabeto íbero
Poblamientos y necrópolis íberas
-1. Setefilla (Setefilla, Sevilla). -2. El Carambolo (Camas, Sevilla). -3. Carmona (Carmona, Sevilla). -4. Osuna (Osuna, Sevilla). -5. Baena (Baena, Córdoba). -6. El Cerro de las Cabezas (Fuente Tójar, Córdoba). -7. El Cerro de la Cruz (Almedinilla, Córdoba). -8. Eras de San Sebastián (La Guardia, Jaén). -9. Toya (Peral de Becerro, Jaén). -10. Castellones de Ceal (Hinojares, Jaen). -11. Cerro Cepero y Cerro del Santuario (Baza, Granada). -12. Tútugi (Galera, Granada). -13. El Macalón (Nerpio, Albacete). -14. Jebut. -15. El Cigarralejo (Mula, Murcia). -16. Sorba. -17. Archena. -18. Elche. –19. Guardamar. -20. El Molar. -21. Hoya de Santa Ana. -22. La Pedrera de Balaguer. -23. Tossal de Manises. -24. Cerro de los Santos. -25. LLano de la Consolación. -26. Amarejo. -27. Meca. -28. Adarró (Villanueva). -29. Albaida. -30. Alcoy (El Puig, La Serreta). -31. Montgó. -32. Burriach (Cabrils). -33. Castellet de Bernabé (Liria, Valencia). -34. Saguntum. -35. Rochina. -36. Segorbe. -37. Alcalá de Chivert. -38. Alloza. -39. Azaila. -40. Mazaleón. -41. Calacerte. -42. Coll del Moro de Gandesa. -43. Tivissa. -44. Tarragona. -45. Vendrell. -46. Puig Castelar. -47. Cabrera de Mataró. -48. Castell de Palamós. -49. Ullastret. -50. Cypsela. -51. Rosas. -52. Ampurias. -53. La Creneta. -54. Sorba. -55. Olius. -56. Ruscino. -57. Montlamés. -58. Ensérune. -59. La Cayla de Maillhac. -60. El Oral (San Fulgencio, Alicante). -61. Pozo Moro (Pozo Cañada, Albacete). -62. Cancho Roano (Zalamea de la Serana, Badajoz). -63. Cerro de la Encina (Monachil, Granada). -64. Puntal dels Llops (Olocau, Valencia). -65. La Quéjola (San Pedro, Albacete). -66. Puig de Benicató (Nules, Castellón). -67. Altar oriental de la isla del Campello (Campello, Alicante). -68. Aldovesta (Benifallet, Tarragona).